Destino alegre

 Destino alegre
 

 Nos han abandonado en medio del camino.
 Entre la luz íbamos ciegos.
 Somos aves de paso, nubes altas de estío,
 vagabundos eternos.
 Mala gente que pasa cantando por los campos.
 Aunque el camino es áspero y son duros los tiempos,
 cantamos con el alma. Y no hay un hombre solo
 que comprenda la viva razón del canto nuestro.

 Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.
 Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.
 Su hondo grito nos pide que muramos un poco,
 como murieron todos ellos,
 que vivamos deprisa, quemando locamente
 la vida que ellos no vivieron.

 Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces,
 (Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)
 Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
 Dicen que vamos ciegos.

 Pero vivimos. Llevan nuestras aguas la esencia
 de las muertes y vidas de vivos y de muertos.
 Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta
 que hemos nacido para esto.


 De Tierra sin nosotros. JOSÉ HIERRO
 

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